jueves, 6 de marzo de 2008

Viejos son los trapos y siguen limpiando... si son buenos

“Viejo es el viento, y aún sigue soplando”, respondió alguna vez el gran boxeador panameño Roberto Mano de Piedra Durán cuando le preguntaron si ya estaba viejo para seguir en el deporte. El 15 de diciembre pasado, con la goleada 4 a 2 del Milan a Boca en la final del Mundial de Clubes, se pudo comprobar como los veteranos italianos seguían soplando. Se dijo que las grandes diferencias fueron dos en ese partido: Kaká y la experiencia, ambos factores a favor del equipo europeo.
Martes 4 de marzo. Partido revancha entre Milan y Arsenal por los octavos de final de la Champions League. Resultado Final: Milan 0 – Arsenal 2. El experimentado campeón, eliminado en la primera ronda de choques mano a mano. Un Milan con un promedio de edad de 28 años y 10 meses –y que de los 12 futbolistas que enfrentaron a los ingleses, 9 habían vencido a Boca en Japón- cayó ante un Arsenal más joven: 24 años y 3 meses de promedio (incluido Gilberto Silva, el más viejo con 31, quien jugó apenas cinco minutos). ¿Y la experiencia internacional de los jugadores del Milan?
El Boca que perdió en Japón promedió 25 años y 5 meses. Poco más que un año que el Arsenal. ¿Los ingleses tuvieron más experiencia que Boca y por eso ganaron? No. Arsenal eliminó al Milan porque jugó mejor. Esa es la explicación. Queda claro que la discusión entre pibes o grandes no es lo importante. Hay que hablar de jugadores excelentes, muy buenos, buenos o regulares. En Japón, a Boca le faltó el mejor que tiene –Riquelme- y lo sintió mucho. Milan sí tuvo a su crack –Kaká- y lo disfrutó. Cesc Fabregas (apenas 20 años) fue la figura del Arsenal y su equipo ganó. ¿Acaso Inzaghi pasó de delantero con gran oficio tras marcarle dos goles a Boca a veterano que no patea al arco, en tres meses? No. Y Maldini siempre fue un crack: a los 39 años como ahora. O a los 20.
La idea de estas líneas es tratar de reflexionar sobre la tan mencionada experiencia en el deporte, a partir de esta comparación Boca-Milan-Arsenal. No es caerle al equipo argentino y decir: Boca es malo y Arsenal es bueno. Es darse cuenta, que lo que realmente importa es el talento de los deportistas, y que la experiencia es un factor que puede ayudar a conseguir un objetivo, pero no es indispensable. Pelé le cambió la cara a Brasil en el '58 y ganó el Mundial con 17 años. Después repitió casi pisando los 30. Fangio salió campeón de Fórmula 1 a los 46 años, casi pelado y con bastante panza. Fernando Alonso con sólo 24, mucho pelo y físico envidiable. El que está considerado el mejor defensor italiano de los últimos 25 años, Franco Baresi, falló un penal en la final del Mundial '94. Justo él, el capitán, quien más experiencia tenía. Lanús ganó el último título del fútbol local con la experiencia de Bossio, Graieb y Ribonetto, los tres mayores de 30. Pero los que hicieron goles y tocaron lindo, son todos pibes. Porque no corre más eso de que “los pibes ganan partidos, pero no campeonatos”. Algo más cercano a la realidad es: “los buenos ganan partidos, y los muy buenos campeonatos”. Tenía razón Duran cuando hablaba del viento. Pero otro boxeador, nuestro Oscar Ringo Bonavena una vez señaló que “la experiencia es un peine que te dan cuando te quedas pelado”...

sábado, 16 de febrero de 2008

El sucesor de Maradona

Uno de los vicios más recurrentes de los periodistas en particular, y de la gente en general es, buscar sucesores. El último rey del deporte argentino había sido Diego Armando Maradona. El llevó a la Selección a lo más alto del fútbol mundial. Argentina se hizo hincha del Napoli, y él guió a ese equipo hasta el campeonato de una liga de elite como la italiana. Pero Maradona se retiró en 1997 y Argentina se quedó sin rey. La búsqueda de sucesores fue continua: Ortega, Aimar, Riquelme, Tevez, y el que más se le acerca, Messi. Sin embargo, ninguno de ellos logró coronarse “sucesor”. Quién sí lo logró fue alguien que no puede bajarla de pecho, que tiene prohibido darle con el empeine, de cara interna o tres dedos. Si hace cuatro goles por partido, es muy poco. Y si la toca con la mano, jamás desataría un escándalo como “La Mano de Dios”. El sucesor de Maradona es Emanuel Ginóbili.
Párrafo nuevo. Si los futboleros y maradoneanos ya dejaron de insultarme pueden seguir leyendo. En la década del ’50 fue Juan Manuel Fangio y sus 5 títulos mundiales de Fórmula 1. En los ’70, Monzón invencible sobre el ring y Vilas ganando Grand Slams. En los ’80 y hasta la “amputación” de sus piernas, fue Maradona. Todos ellos fueron Nº 1 en sus especialidades. Pusieron la bandera argentina en lo más alto del deporte mundial. Hoy esa bandera la iza Ginóbili.
Su última hazaña fueron los 46 puntos anotados frente a Cleveland el jueves pasado. Pero empezó mucho antes. Destacado en Europa, pasaba desapercibido, pues ser el mejor jugador de la Euroliga de básquet siempre será opacado por un gol en el Calcio italiano, la Liga española o la Premier League inglesa. Saltó a la consideración del común de la gente cuando lideró a la Selección en la primera victoria de cualquier equipo ante el Dream Team de Estados Unidos en el Mundial del 2002. Y desde ese momento no paró: subcampeón del mundo en ese torneo (porque los árbitros le robaron la final a la Argentina), campeón de la NBA 2003, 2005 y 2007 y medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2004. Excepto en su primer título en la elite estadounidense, siendo líder de los equipos que integró. Mostrando con la camiseta argentina una garra, entrega y temperamento que no se vio en ningún futbolista después de Maradona. Y hoy todos hinchamos por San Antonio Spurs, aunque la mayoría no entienda de cortinas, rebotes y asistencias. Por eso digo que es el sucesor de Diego. Es el único deportista argentino que está en la elite mundial hace ya 6 años mostrando siempre un gran nivel en lo suyo. Por eso es el rey. El que tomó la posta de Maradona.
¿Qué Diego nunca renunció a la Selección, jugó lesionado, dejó la vida con la albiceleste y Ginóbili prefirió no jugar la clasificación para defender la medalla dorada en los próximos Juegos Olímpicos? Sí, es verdad. Tan verdad como que con el descanso que tomó Ginóbili está realizando su mejor temporada en la NBA y consagrándose como una estrella. Tan verdad como que si los compañeros a quienes siempre apoyó no tenían éxito en el Preolímpico, él se pondría el equipo al hombro en el repechaje final para ir a Beijing este año. Tan verdad como que con una irresponsabilidad suya, o de su preparador físico personal que le dio un complejo vitamínico con efedrina, Maradona hirió de muerte a una Selección destinada a ser campeona del mundo en el Mundial 1994. Diego no renunció, pero también debilitó a la Selección. Quien esté libre de pecados, que tire la primera piedra.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Hinchas de living



La leche subió. El transporte, encareció. El tomate anduvo por las nubes. La ropa, ni hablar. Ejemplos sobran. Era obvio que el fútbol no iba a quedar exento a la inflación que hay en Argentina. A partir del fin de semana, la entrada general a un partido de Primera A costará 24 pesos, diez más que el año pasado. Y el resto de las categorías de Ascenso han aumentado también, entre 40% y 66%.
¿Está bien el aumento? Si se considera que es una de las Ligas más importantes del mundo, de donde salen varios de los cracks que brillan en Europa, donde los últimos campeonatos le han dado esperanza no sólo a las superpotencias Boca y River de salir campeón, donde se pelea hasta la última fecha para ganar el título o irse al descenso, no parece descabellado subir el costo de la entrada 10 pesos más por fin de semana (dejando de lado las plateas). Pero si se leen las declaraciones de José Luis Meiszner, Secretario General de la Asociación del Fútbol Argentino, quien asegura que “hace unos dos años se pasó de 10 pesos a 14 porque se aumentó el costo de los operativos de seguridad y para los clubes no quedó más dinero", uno empieza a dudar de la utilidad del aumento. Ahora se busca que los clubes tengan una mayor rentabilidad en las boleterias porque perdieron dinero para pagar mayores costos en los operativos de seguridad en los estadios. Pero justamente en los últimos dos años no hubo un descenso de la violencia e inseguridad en el fútbol…
La relación entre dirigentes, barrabravas, jugadores, ha salido a la luz en varios casos en este último tiempo. Este aumento dispara otra inquietud. Para ver el fútbol codificado por TV hay que pagar 25 pesos más al abono del servicio de cable. Con el mismo dinero con el que se paga una entrada general para un partido uno puede ver sentado cómodamente en el living de su casa seis de los diez partidos de la fecha. Uno se ahorra horas de viaje, colas incómodas para sacar la entrada, un cacheo policial que no se efectúa con los violentos por los cuales uno está pagando una entrada más cara, incomodidad en la tribuna, insuficiencias en los baños, la demora de volver a casa. A los hinchas genuinos cada vez se les complica más ir a la cancha. Pero también, se gana en tranquilidad, en comodidad, en tiempo. Y si se piensa con el bolsillo, ahorra. Un partido por semana son 96 pesos al mes, sin contar traslados, comidas, etc. Ni hablar de ir con hijos, padres o parejas. Hay que multiplicar los gastos. Pero se pierde pasión. Se olvida el cosquilleo durante la semana pensando en el partido. Desaparece la sensación de compartir con unos, cientos o miles de desconocidos el grito de gol en la tribuna. Los hinchas de tribuna se van transformando lentamente en hinchas de living. Y cada vez hay más hinchas en las tribunas que van a la cancha para ser vistos en el living. Esto no quiere decir que las canchas no se sigan llenando. Pero sí, que cada vez es más show, menos deporte. Los violentos entran gratis y los que quieren ir a ver fútbol, pagan cada vez más. Mejor me voy al campito frente al Garrahan a jugar a la pelota con los muchachos del barrio. Ahí me divierto a pleno. Hasta la próxima.

lunes, 4 de febrero de 2008

Bienvenidos

Este es el comienzo de La Página de Juanfra. A todos los que somos periodistas nos gusta que la gente se entere acerca de lo que pensamos sobre ciertos temas. Algunos lo hacen en grandes medios de comunicación, otros por pura vocación, apenas ganando para vivir. Otro ni siquiera pueden hacerlo. He decidido aprovechar Internet y darme el gusto de escribir lo que pienso. No espero que les guste lo que escribo. Sí al menos que lleguen hasta el final de cada artículo. Para empezar está bien. Bienvenidos y muchas gracias. Todos los comentarios serán bien recibidos.